Parece que la pandemia camina por un camino más razonable. Y así las cosas, nos autorizan para que nos podamos mover algo más, pero siempre con precaución. Y ello, nos ha animado al amigo José Luis y a mí, a retomar nuestras salidas para visitar, ver y fotografiar cosas. De momento somos prudentes. Vamos a visitas cortas y a ser posibles próximas. El miércoles estuvimos en el Museo de Bellas Artes (que sigue siendo la Segunda Pinacoteca de España, aunque algunos quieran usurpar ese lugar). En el mismo, se expone ahora una exposición de fotografías antiguas de Sevilla y otros lugares de España. El autor es Luis L Masson, un fotógrafo francés que vino a Sevilla. Y aquí trabajo, y aquí murió. Las fotos están tomadas en la segunda mitad del siglo XIX, entre los años 1858 y 1875. Merece la pena verlas, por su antigüedad y porque fueron las primeras fotos que se tomaron de Sevilla. Por cierto, nos metimos tanto en ellas José Luis y yo, que nos dieron un pequeño toque de atención por parte de una de las auxiliares de seguridad de la sala. Nos pidió no nos acercáramos tanto a las fotos. Y es que tratábamos de identificar, en una de ellas un edificio que por su envergadura y forma, nos extrañaba mucho el lugar en que aparecía. Ya que según nosotros allí nunca hubo un edificio de ese tamaño. Tenía todos los visos de ser una Iglesia con su torre y todo. Y nos preguntábamos qué Iglesia es esa ¿?. Porque en esa dirección no situábamos ninguna, ni nos constaba hubiera una con ese perfil. No fuimos los únicos que observamos ese detalle. Se unió a nosotros un matrimonio que eran de nuestra misma opinión. No había constancia de una Iglesia así en esa dirección. Admitíamos que en esa dirección sí había una Iglesia. Pero no situábamos esa torre. Con lo cual seguíamos sin entenderlo. Esto dio lugar a otro toque de atención, en este caso por parte un auxiliar de seguridad. Ya que entre los cuatro, el matrimonio y nosotros dos, en nuestro afán por descubrir el pequeño misterio, sin darnos cuentas expresando nuestras opiniones, habíamos elevado un poco el tono de voz. Por supuesto no era excesivo, ni violento en modo alguno, pero efectivamente no era muy apropiado. Muy decorosamente el funcionario nos pidió bajar el tono.
Entonces, José Luis
le pide a la auxiliar de seguridad que si ella conoce algo de la exposición y
puede aclararnos al respecto de nuestra curiosidad. No aclaró nada, pero dijo
esperen voy a consultar a un compañero
que es veterano aquí y es un sevillano viejo. Al poco llega con un señor, mayor
canoso, que traía un libro en la mano. Nosotros pensamos, pues este viene
preparado. Seis pares de ojos fijos en la fotografía y dando versiones,
opiniones, pareceres, etc. Conclusión, no supimos que era. Certeza de que era
una Iglesia sí, pero en ese lugar no veíamos una torre destacando tanto como la
que se veía en la fotografía. Conclusión, los seis nos fuimos pensando en tratar
de localizar y situar el edificio. Los seis salimos con una idea casi concluyente.
Solo faltaba un detalle, situar la torre.
Nuestra salida del
Museo fue con una intención en la cabeza. Aclarar el enigma. Y ya en la tarde
noche y como no podía ser de otra manera concluimos y dimos Fé. Entre los dos pudimos
identificar la Iglesia en cuestión, sin ningún tipo de dudas. Y fue entonces
cuando nos dimos cuenta de por qué no se
pudo identificar en el momento en que veíamos la fotografía. La explicación en
la que nos apoyamos tenía lógica.
Esa fue la salida del
miércoles. Ayer viernes también tuvimos salida de visita. Y muy fructífera por
la cantidad de fotos que tomamos, pero de esta hablaremos otro día.
Jocama 29 Mayo 2021


Que buena idea la de compartir esa buena costumbre con tan buena compañía...
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